Gris y magra,
sin sabor,
sin olfato
y con nulas ganas
de vivir al interior.
Almas asustadas,
en búsqueda de seres interiores,
detractores de la verdad,
llenas de imágenes y levedad.
Los libros son conductos,
de ensueño,
una búsqueda implacable,
viviendo entre promesas,
por volver a salir,
ver el mundo exterior
y escapar de las ojeras.
Danzar entre sonrisas nulas,
vivir para coexistir
en la intolerancia de las palabras,
sembrando miradas,
en la espalda del orgullo,
y la fuerza de imaginar,
la apatía del floreciente atardecer.
Cuarentena de placer,
días roídos por la inmundicia del perecer.
Permanecer, comprender la pausa,
inmovilizar la rabia
para armonizar la magia.
Andar.
Coordinar con la angustia,
de disfrutar
brillar.