Fracturas humanas

Las pequeñas rupturas donde se escapa la luz del cuerpo se auxilian del dolor para fructificar en medio de la sombra. Se vuelven más importantes cuando el aprendizaje ha marcado un pequeño lapso de la memoria, insistiendo en una enseñanza que aún no ha sido comprendida y por lo tanto, aprovecha cualquier situación para escapar y regresar en el momento menos adecuado siendo las discusiones una pista de aterrizaje constante.

La fractura se desdobla como un abanico de posibilidades y abre la puerta a la enmendadura de una nueva marca, tiene un horizonte distinto, inmaculado o muy doloroso. Un siempre se vuelve distinto al anterior, se debe romper para volver a pegarse, para ser una unión y punto de partida a la nueva historia que se quiere contar.

La fractura en un momento de ruptura resulta brutal ante los intentos de inhibirla o pasarla desapercibida, se vuelve aún más incisiva, más determinante, es un precipicio al que hay que saltar pensando en algún lugar para levantar el vuelo, si vas a partir, al menos que no sea el miedo de lo incierto lo último en lo que pienses, que se vuelva aún más verdadero el sentimiento de querer vivir hasta que lo logres y emprendas camino hacia ese nuevo lugar.

Como humanidad, hemos sido víctimas y victimarios de tiempos donde propiamente hemos ido eliminando de las verdades de los sentidos, lentamente nos hemos alejado de nuestra naturaleza y caemos en la barbarie. La salvaje impresión de no tener una evolución clara y caminar por un sendero falto de conciencia y voluntad, solo por instinto, luchando sólo con la premisa del miedo, de sobrevivir como el motivo principal para seguir caminando.

Así vamos, eliminando los lazos con valor, quedándonos sólo con la apatía de un mundo falso, cuerpos plásticos y basura por doquier, mostrando lo que realmente tenemos dentro, vacío y lejanías, nada familiar, nada parecido a lo que en algún momento soñamos como humanos sabios.

Hemos olvidado escuchar al tiempo mientras pasa, al mar contarnos las historias más sorprendentes y al viento susurrar la tiranía que ha cometido nuestra raza por andar soltando versos al aire que no tendrían la amabilidad de pedir perdón al no tener sentido alguno.

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